No siempre tenemos la suerte de encontrar un armario perfecto, de acuerdo con nuestros gustos y necesidades. A veces queremos ponerle (o quitarle) unas ruedas, o pintarlo para que quede a juego con el resto del mobiliario, o simplemente añadir unas estanterías para ganar espacio.
En el caso de hoy, nuestro cliente quería instalarle unas puertas a su armario de salón. Como podéis ver en la foto, casi todo el armario de nuestro cliente está construido con puertas, pero quedan huecos en los que unas pequeñas puertas ofrecerían mayor armonía al armario completo.
Para ello, lo primero que hicimos fue tomar las medidas del armario para que un carpintero nos hiciera las puertas con el tamaño exacto.
Parece que la puerta en sí es lo más difícil de adquirir en este caso, pero, como veremos, lo complicado viene a continuación. Al fin y al cabo, lo más importante a la hora de tratar la madera y los elementos «móviles» de un armario está en su instalación y su correcto mantenimiento.
Una vez recibidas las puertas para el armario, hay que seguir una serie de pasos. El primero de todos es lijar las puertas a conciencia, de forma que la superficie quede lisa y perfecta para pintarla. Es importante no saltarse este paso, pues la madera tendrá que absorber el barniz más adelante, y pueden quedar aristas en la madera que, además de quedar feo, pueden magullarnos.
Una vez lijadas, les aplicaremos una mano de pintura de copal diluido con agua, siempre siguiendo las betas de la madera. Una vez seco, hay que darle una capa de barniz transparente o incoloro. Tras ello, con una lija bien fina pasaremos por la superficie suavemente para quitarle el brillo no deseado. Este último paso dependerá, claro, de las necesidades de cada persona y su armario.
Finalmente, sólo nos queda colocar las bisagras en el lugar correspondiente. El resultado, como podéis ver en las fotos, no está nada mal. Y nuestro cliente, como nosotros, quedó satisfecho también 😉
Aquí abajo podéis ver algunas fotos más del proceso que seguimos.
TREBEA 